Este libro convoca el poder de las imágenes (fijas o en movimiento) en la creación de una idea de patria y en el reconocimiento del individuo y del otro. En esta conceptualización, la idea de patria se configura y reconfigura, reflejando patrias pasadas, futuras, las que existen o las que uno mismo desea construir, se construyen imágenes, se reconocen ideas, se representan imaginarios posibles o deseados.
Imagen significa, precisamente, "representación". Pero, ¿qué representación es o puede ser esta? Como afirmaba Müller-Freienfels, las imágenes son formas de hacer visible lo invisible, y pueden superar las barreras del tiempo y el espacio para hacer visibles cosas que hace tiempo que dejaron de existir. Las imágenes en movimiento pueden incluso reproducir ideas, conceptos, historias, recuerdos de un pasado que ya no existe, pero cuya memoria, por diversas razones, necesita ser preservada. Sin embargo, podemos preguntarnos de qué manera las imágenes pueden reproducir fielmente la realidad física, o de alguna manera ayudar a crear orden en un mundo caótico y en constante cambio.
El ser humano necesita crear orden en el caos, hacer perceptible lo que parece extraño o inviable, dando a "su" mundo un sentido de realidad, de preservación y construcción de significados e identidades. En este sentido, la ficción adquiere un inmenso valor por su capacidad de contribuir a la comprensión de diferentes fenómenos sociales, o incluso a cuestionarlos.
El tema principal del libro que aquí se presenta se centra en la construcción de mundos, patrias, ideas de uno mismo y de los otros, y toma como ejemplo la importante Patria, novela de Fernando Aramburu (2016), y sus transducciones a la televisión (HBO, 2020) y cómic (Toni Fejzula, 2020), mostrando que la forma de ver el mundo asume siempre una perspectiva personal o social.
Dando voz a un episodio notable de la historia del País Vasco, toman forma distintos aspectos, detalles, realidades, imágenes, o, como apuntaba Müller-Freienfels (1948), hacen visibles algunos aspectos que podrían pasar desapercibidos. Kaes (1990: 113) refuerza esta misma idea al otorgar a los productores de películas (o de series) un papel destacado como autores de complejos constructos ficcionales que permiten aportar diferentes perspectivas, mostrar actitudes contradictorias que resisten explicaciones simplistas y que exigen lecturas diversificadas. (tomado del Prólogo escrito por Diaz-Trindade).
Referencia: HERNÁNDEZ RUIZ, VICTORIA, DIAS-TRINDADE, SARA (Coords.), Imágenes como patrias. Colección Jano Comunicación y Humanidades. 3, Sindéresis, 2021.
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