Detalle del retrato de sor Juana hecho por Miguel Cabrera (1750). |
Julián Marías comienza su Breve tratado de la ilusión haciendo una breve historia del término "ilusión", desde el latín hasta su aparición y desarrollo en diversas lenguas romances o que, sin serlo, incorporan elementos romances (como la inglesa). Hecho ese repaso, sostiene que la noción de ilusión tiene un sentido negativo en todas las lenguas, incluido el latín; y que, sin perder ese sentido, adquiere otro, claramente positivo, sólo en español, posiblemente entrado el siglo XIX.
Marías atribuye la invención de este sentido netamente positivo, a José de Espronceda, y conjetura que ese sentido positivo puede tener, como precedente, el cambio de sentido -también de negativo a positivo- que tuvo la voz "sueño" con Calderón de la Barca.
Álvaro Abellán-García Barrio propone sor Juana Inés de la Cruz puede hacer de eslabón entre Calderón y Espronceda. Un conocido poema de la décima musa presenta, efectivamente, un sentido positivo de la voz ilusión, ya en la segunda mitad del siglo XVII.
Este es el poema:
"Deténte, sombra de mi bien esquivo,imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión, por quien alegre muero,
dulce ficción, por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho,
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho,
si te labra prisión mi fantasía".
Puedes leer el argumento entero de esta hipótesis en:
ABELLÁN-GARCÍA BARRIO, Álvaro. "Un final que primerea: arqueología de la ilusión en sor Juana Inés de la Cruz", en URQUÍA URIAGUERECA, I. y ABELLÁN-GARCÍA BARRIO, A. Deseos con argumento: la ilusión en la cultura visual contemporánea, Sindéresis, Madrid, 2024, pp. 351-356.
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