Este capítulo muestra los diversos sentidos en los que podemos afirmar que las fotografías son caminos del reconocimiento. A menudo, esa experiencia es tan inmediata que no parece requerir explicación. Ocurre cuando el contemplador asocia espontáneamente la fotografía (no sólo el motivo fotografiado, sino la fotografía misma) a su propio mundo personal; por ejemplo, al reconocerse a sí mismo en una fotografía , o al reconocerse como amante de la fotografía analógica por su indudable calidad mientras contempla una copia digital. Otros modos en los que la fotografía es camino del reconocimiento son más difíciles no ya de mostrar, sino de lograr, pues la tarea del reconocimiento no compete, en sentido estricto, a la fotografía, sino al sujeto que se relaciona con ella, bien sea produciéndola, compartiéndola o recibiéndola. Abellán-García aborda en este capítulo el reconocimiento de uno mismo, el reconocimiento del otro, el reconocimiento recíproco y el reconocimiento de nuestro mund...